En 1898, dos dermatólogos Johan Fabry en
Alemania y William Anderson en Gran Bretaña, publicaron de forma
independiente un artículo sobre la patología conocida actualmente como
enfermedad de Fabry. En 1947 se sugirió por primera vez que se trataba de
una enfermedad por «acúmulo» porqué en todos los órganos afectos se
encontraban vacuolas anómalas. En 1963 el material acumulado en esas
vacuolas fue identificado como glicoesfingolípidos de los cuales el
predominante es globotriaosilceramida (GB-3 o GL-3)
Poco después se identificó la causa de
la enfermedad como un déficit de la enzima responsable del catabolismo de GB-3:
la α-galactosidasa (α-GAL). Este descubrimiento permitió realizar desde
entonces el diagnóstico de la enfermedad mediante la determinación de los
niveles de α-GAL.
La enfermedad de Fabry es en realidad un complejo sindrómico
caracterizado por la afectación de múltiples órganos de la economía:
riñones, corazón, aparato gastrointestinal, ojos, piel, sistema nerviosos
central y periférico.
Los síntomas de la enfermedad de Fabry
se inician típicamente en la infancia en forma
de acroparestesias. Además los pacientes presentan desde jóvenes unas
lesiones papulares purpúricas diseminadas especialmente localizadas en tronco,
así como una diaforesis disminuida. Presentan también una lesión corneal
típica.
La enfermedad progresa lentamente y los síntomas renales, cardíacos y neurológicos suelen aparecer entre los 35 y 40 años. En realidad muchos pacientes no son diagnosticados hasta que aparece sintomatología renal o cardiaca. Incluso puede ocurrir que la ausencia de angioqueratomas dificulte el diagnóstico de la enfermedad y los pacientes entren en insuficiencia renal terminal sin haber sido diagnosticados de enfermedad de Fabry.
HERENCIA
La enfermedad de Fabry se hereda de
forma recesiva ligada al cromosoma X, de manera que las mujeres son
portadoras y los varones padecen la enfermedad. Los hijos varones de una mujer
portadora tienen el 50% de probabilidades de padecer la enfermedad y las hijas
tiene un 50% de probabilidades de ser portadoras. Un varón afecto nunca tendrá
hijos afectos y todas sus hijas serán portadoras. Las mujeres portadoras suelen
tener pocos síntomas atribuibles a la enfermedad pero en ocasiones
pueden presentar una forma florida. Esto es debido a la inactivación no
aleatoria del cromosoma X. Las mujeres tienen en todas sus células uno de
los dos cromosomas X inactivados y esto, en principio ocurre de forma
aleatoria, de manera que el 50% de las células deberían tener inactivado el
cromosoma X paterno y el otro 50% el materno9. Por motivos no bien
conocidos, esto, en ocasiones, no es así y hay una inactivación preferencial de
uno de los dos cromosomas. Así pues, si el cromosoma
preferentemente inactivado es el que no lleva el gen con la mutación, la
mujer tendrá en la mayoría de sus células el gen mutado en el cromosoma X
activo y por lo tanto presentará clínica atribuible a la enfermedad.
DIAGNÓSTICO
Para la realización del diagnóstico de
la enfermedad de Fabry es esencial la sospecha clínica inicial. La presencia de
antecedentes familiares es de gran ayuda pero en muchas ocasiones no son
evidentes. En la infancia y juventud la enfermedad de Fabry se puede
confundir con fiebre reumática, eritromelalgia, síndrome de Raynaud,
lupus, esclerosis múltiple, artritis juvenil.
El diagnóstico clínico de la enfermedad
debe incluir:
- Analítica general en sangre (incluye determinar los niveles de α-GAL)
- Analítica de orina (microalbuminuria)
- Rx de tórax.
- Resonancia magnética convencional
- Ultrasonografia renal
- ECG.
- Ecocardiograma.
- Electromiografia (EMG)
- Estudio oftalmológico con lámpara
de hendidura.
- Audiometría.
El diagnóstico bioquímico de la
enfermedad se realiza mediante la determinación de niveles de α-galactosidasa
en leucocitos o plasma, mientras que el diagnóstico molecular de la enfermedad
se realiza identificando la mutación en el gen de la α-galactosidasa. El
diagnóstico molecular nos permite designar la mutación responsable de la
enfermedad en cada individuo y confirmar con ello el diagnóstico de
enfermedad de Fabry, por otra parte puede permitir correlacionar el
genotipo con el fenotipo.
En la actualidad es factible la realización de diagnóstico prenatal tanto a
nivel bioquímico como molecular. Se puede practicar una biopsia de
vellosidades coriales en las semanas 9-11 de embarazo y determinar tanto
los niveles de α-galactosidasa como la mutación (si ésta es previamente
conocida).
MANIFESTACIONES CLÍNICAS DE LA
ENFERMEDAD
- Dolor de carácter neuropático
de topografía acral (acroparestesias)
- Angioqueratomas: constituyen el rasgo clínico más
característico de la enfermedad y están presentes en prácticamente todos
los varones, cuyo color oscila de azulado a rojo y que se localizan
preferentemente en región glutea, ombligo y caderas.
- Hipohidrosis (anhidrosis): suele aparecer en la
infancia o adolescencia y se atribuye a un daño selectivo de los nervios
periféricos o al depósito de GB-3 en los capilares que rodean las glándulas
sudoríparas. La imposibilidad de sudar da lugar a una intolerancia al calor, al
frío y al ejercicio. En un 50% de los casos también hay una reducción de la
producción de lágrimas y saliva.
- Alteraciones oculares: La lesión ocular más típica es la «córnea verticilata». Consiste en unas opacidades radiadas a nivel de la córnea que sólo se ven a través de la lámpara de hendidura.
- Manifestaciones gastrointestinales: son debidas al depósito de GB-3 en los vasos mesentéricos y en los ganglios autonómicos. Los síntomas son diarrea episódica, distensión postprandial, dolor abdominal, saciedad precoz, náuseas y vómitos.
- Manifestaciones cardíacas: La afectación cardíaca más frecuente es la miocardiopatía hipertrófica, seguida por la afectación valvular (especialmente insuficiencia mitral), cardiopatía isquémica y arritmias.
- Manifestaciones neurológicas: Los pacientes con enfermedad de Fabry son más vulnerables a los accidentes vasculares cerebrales (DVC) por trombosis de pequeñas arterias engrosadas por el acúmulo vascular de GB-3. La formación de trombos se ve potenciada por la adhesión de neutrófilos y monocitos a la pared endotelial. La afectación neurológica se puede manifestar como: DVC, accidentes isquémicos transitorios, hemiparesia, vértigo, diplopía, disartria, cefalea, hemiataxia o demencia. Pueden presentar un cierto grado de hipoacusia neurosensorial.
- Alteraciones oculares: La lesión ocular más típica es la «córnea verticilata». Consiste en unas opacidades radiadas a nivel de la córnea que sólo se ven a través de la lámpara de hendidura.
- Manifestaciones gastrointestinales: son debidas al depósito de GB-3 en los vasos mesentéricos y en los ganglios autonómicos. Los síntomas son diarrea episódica, distensión postprandial, dolor abdominal, saciedad precoz, náuseas y vómitos.
- Manifestaciones cardíacas: La afectación cardíaca más frecuente es la miocardiopatía hipertrófica, seguida por la afectación valvular (especialmente insuficiencia mitral), cardiopatía isquémica y arritmias.
- Manifestaciones neurológicas: Los pacientes con enfermedad de Fabry son más vulnerables a los accidentes vasculares cerebrales (DVC) por trombosis de pequeñas arterias engrosadas por el acúmulo vascular de GB-3. La formación de trombos se ve potenciada por la adhesión de neutrófilos y monocitos a la pared endotelial. La afectación neurológica se puede manifestar como: DVC, accidentes isquémicos transitorios, hemiparesia, vértigo, diplopía, disartria, cefalea, hemiataxia o demencia. Pueden presentar un cierto grado de hipoacusia neurosensorial.
- Manifestaciones pulmonares: no suelen ser muy llamativas en
la enfermedad de Fabry. Son consecuencia del estrechamiento de la vía
aérea por el depósito de glicoesfingolípidos. La enfermedad pulmonar obstructiva
crónica (EPOC) aparece en fases avanzadas.
- Manifestaciones renales: El depósito de GB-3 se inicia en
el glomérulo, traduciéndose en una primera fase en una fusión de los podocitos
y una leve proteinuria ocasionalmente con microhematuria. La afectación tubular
suele ser posterior a la glomerular pero clínicamente el defecto de
concentración renal suele aparecer antes que la proteinuria. A medida que
evoluciona la enfermedad aparece una insuficiencia renal progresiva que suele alcanzar
la etapa terminal entre los 30 a 50 años.
TRATAMIENTO
El tratamiento de la enfermedad de Fabry
tiene como objetivo la disminución o abolición de acúmulo de GB-3. Dicha acción
debería frenar y/o revertir la afectación sistémica de la enfermedad. La
disminución de niveles de GB-3 se puede conseguir mediante la administración de
α-galactosidasa ya sea de forma exógena (administración endovenosa del enzima)
o endógena (administración del gen α-gal funcionante). De estas posibilidades
sólo el tratamiento mediante remplazamiento enzimático está disponible. Actualmente
existen dos tratamientos de remplazamiento enzimático con α-galactosidasa:
FABRAZYME®‚ (algasidasa beta, GENZYME) y REPLAGAL®‚ (algasidasa alfa, TKT).
Ambos tratamientos se administran cada 15 días, por vía endovenosa, pervita.
La aparición de un tratamiento realmente efectivo para la enfermedad de Fabry abre las puertas al tratamiento de otros procesos de carácter hereditario.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1. Fabry J: Ein Beitrag Zur Kenntnis der Purpura haemorrhagica nodularis. Arch
Dermatol Syphilis 43, 187-200, 1898. Ref Type: Generic.
2. Anderson WA: A case of angioqueratoma. Br J Dermatol 10, 113-117, 1898. Ref
Type: Generic.
3. Brady RO, Gal AE, Bradley RM, Martensson E, Warshaw AL, Laster L: Enzymatic
defect in Fabry’s disease. Ceramidetrihexosidase deficiency. N Eng J Med 296,
1163-1167, 1967. Ref Type: Magazine Article.
4. Elleder M, Aschermann M: Cardiac manifestations in Fabry disease. J
Inherit Metab Dis 24 (Supl. 2): 75-83, 2001.
5. Schiffmann R, Kopp JB, Austin HA, III, Sabnis
S, Moore DF, Weibel T, Balow JE, Brady RO: Enzyme replacement therapy in Fabry
disease: a randomized controlled trial. JAMA 285:2743-2749, 2001.
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